Construyendo un futuro sostenible

Una revisión al alza del PNIEC no es una solución mágica

María Cañas Delgado - Directora de Proyectos

El próximo 30 de junio finaliza el plazo otorgado por la Comisión Europea a cada estado Miembro para publicar la actualización de sus respectivos Planes Nacionales Integrados de Energía y Clima (PNIEC). En el caso español, una revisión que se verá considerablemente afectada por factores que todos conocemos bien debido a las circunstancias actuales (profunda crisis energética de 2022, guerra de Ucrania, hidrógeno renovable, biometano, necesidad urgente de almacenamiento, incremento de los objetivos europeos…).

La conclusión a pocas semanas de esta publicación es que los objetivos del PNIEC van a volverse mucho más ambiciosos y todo el sector ha estado volcado en hacer su presión para que la tecnología que cada uno defiende se vea “beneficiada”. Soy la primera que coincide en la necesidad urgente de acelerar la instalación de renovables y la primera que trabaja cada día para hacerlo realidad, pero querría reflexionar sobre una cuestión principal: ¿de qué sirve aumentar los objetivos si no vamos a cumplirlos?

El actual PNIEC prevé para el año 2030 una potencia total instalada en el sector eléctrico de 161 GW (actualmente tenemos 120.195 MW). En esta planificación futura a 2030, 50 GW serán de energía eólica (30.134 MW actuales); 39 GW serán de solar fotovoltaica (actualmente tenemos 20.746 MW); 27 GW provendrán de los actuales ciclos combinados de gas; 16 GW provendrán de hidráulica; 9,5 GW de bombeo; 7 GW de solar termoeléctrica y 3 GW de energía nuclear (desconectaremos 4 GW de los 7GW actuales) así como capacidades menores de otras tecnologías. Es decir, el principal aumento de la capacidad prevista al publicarse el PNIEC vendría por la tecnología eólica y la fotovoltaica.

A este respecto, uno de los principales cambios que todos esperamos con la inminente actualización es la fuerte entrada del hidrógeno y del biometano. Esta es una buena noticia, ya que debemos contar con todas las tecnologías disponibles, cada una en la medida de los recursos disponibles en cada ámbito geográfico. En Arrate trabajamos desde hace años en proyectos de estas tecnologías y serán, sin duda, claves en la Transición. Como conclusión, la nueva potencia instalada dará paso a otros actores.

De entre todos los actores que ya participan y participarán de este mix me detendré en la eólica y la fotovoltaica, tecnologías a las que dedico mayor parte de mi tiempo y que, a pesar de no ser las únicas, sí son las protagonistas indiscutibles.

Hoy disponemos de 30.134 MW eólicos instalados en la red y el actual objetivo del PNIEC nos sitúa en el 2025 con 40.663 MW y en el 2030 con 50.333 MW. En 2020 instalamos 1.683 MW, en 2021, 843 MW y el año pasado 1.770 MW. Es decir, en los tres últimos años hemos instalado 4.296 MW. Son números importantes, pero en este contexto son totalmente insuficientes: para cumplir los objetivos actuales de 2025 deberíamos instalar 10.000 MW en el próximo año y medio.

Si analizamos el aspecto de la tramitación parece que vamos por buen camino, tenemos casi 15.000 MW eólicos con la DIA aprobada y más de 30.000 MW en análisis técnico y consultas previas. Sin embargo, la experiencia nos obliga a analizar estos datos desde una perspectiva conservadora, ya que a lo largo de la tramitación de un proyecto pueden presentarse multitud de inconvenientes que condicionen su éxito. Aun confiando en que la mayoría lleguen a RtB, y lo hago, va a ser tremendamente difícil llegar a tiempo de cumplir el hito de 2025.

Por otro lado, para construir toda esta potencia en tramitación tendremos que solucionar muchos y serios problemas por el camino. La falta de infraestructuras en la red o las tensiones en la cadena de suministros son solo dos nada desdeñables. Estos problemas provocarán un desagradable choque con la realidad en los próximos meses: la falta de suministros, recursos y su encarecimiento no hay real decreto que lo solucione. Ante la actualización del PNIEC, el sector eólico pide aumentar el objetivo a 63 GW en 2030 contando con repotenciación de parques, eólica marina y producción de hidrógeno renovable.

En fotovoltaica tenemos un escenario muy distinto, aunque no exento de problemas. Actualmente contamos con 20.746 MW instalados y nuestro objetivo en el actual PNIEC para 2025 es de 21.713 en 2025 (lo vamos a lograr) y de 39.181 MW en 2030. En los últimos tres años hemos instalado la increíble cifra de unos 11 GW (y cada año más que el anterior). Al ritmo actual cumpliríamos los objetivos del PNIEC vigente.

Son sin duda buenas noticias, pero también hay algunos puntos sobre los que deberíamos reflexionar. ¿Qué vamos a hacer con la energía sobrante en los picos de máxima producción solar? El almacenamiento no está recibiendo las señales regulatorias adecuadas y ya encontramos problemas de vertidos energéticos en estas franjas horarias. Además, las tensiones en la etapa de construcción también van a afectar a la industria fotovoltaica (ya lo están haciendo).

La cuestión de incrementar el número de GW instalados en red es importante, pero ¿realmente tendremos esa demanda en los próximos años? Es un cálculo a tener en cuenta. Alguno podría mencionar el argumento de la exportación en caso de exceso, pero sin duda las interconexiones con nuestros países vecinos (otro tema a tratar) no están preparadas ni lo estarán en el corto plazo. Aunque actualmente exportemos a Francia o Portugal no tenemos capacidad para hacerlo con los volúmenes de los que hablamos. Por otro lado, es mucho más acuciante realizar las inversiones previstas de REE para mejorar nuestras infraestructuras eléctricas que centrarnos en exportar energía al extranjero, algo que ya llegará.

Los retos a los que nos enfrentamos no son pocos y el nuevo PNIEC debe tratar de solucionarlos de la mejor manera posible. El Gobierno hace bien en escuchar al sector, pero nosotros también debemos tratar de conseguir la perspectiva general que el país necesita. En este sentido, ante el panorama político actual, debemos exigir que este tema no quede abandonado por su poco atractivo electoral, el sistema energético es un tema prioritario a nivel nacional

Sin duda esta actualización planteará objetivos muy ambiciosos por los que seguiremos trabajando. Ojalá todo este trabajo se enmarque en un contexto bien planificado y con sentido, gracias al cual logremos un futuro más sostenible para todos. 

 

María Cañas es directora de proyectos del Grupo Arrate. Desde este puesto de responsabilidad se centralizan los distintos proyectos de Southland y Arrate Energías, dos de las compañías del Grupo.

María lleva más de quince años dedicada al sector de la energía. Ingeniera industrial de formación, ha trabajado en distintos ámbitos del sector a lo largo de su trayectoria, como responsable de área de operación, mantenimiento y obras o adjunta a dirección en desarrollo de proyectos.

 

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