Construyendo un futuro sostenible

Precios a la baja en el sector energético: ¿Una oportunidad o un riesgo para las renovables?

Alejandro Garrote - Director Financiero

Nos encontramos en un momento del mercado que muchos considerarían idóneo para la adquisición de proyectos renovables, sin embargo, lo que vemos es un exceso de proyectos en venta (casi todos fotovoltaicos) sin aparente comprador.

¿Cómo hemos llegado a esta situación?

En 2022, debido a las tensiones geopolíticas y el estallido de la guerra de Ucrania, los mercados europeos comenzaron a ver precios de la energía cada vez más altos, llegando a batirse el récord histórico en España con precios que superaron los 500€/MWh. El elevado precio del gas afectó en gran medida a esta tendencia alcista del mercado, debido a la utilización de éste para la producción de energía eléctrica en ciclos combinados, y al tomar el mercado siempre el precio más alto como referencia.

Según se iba normalizando la situación, comenzamos a ver a finales de 2023 que los precios de la energía se estabilizaban a niveles previos al conflicto ucraniano (entre los 40€/MWh y 60€/MWh) llegando al punto de volver a ver precios negativos a los que no estábamos acostumbrados gracias a las hidroeléctricas. Los precios negativos, tienen su explicación en la necesidad de muchos parques renovables de vender energía a cualquier precio para garantizarse el cobro de determinadas subvenciones (el 80% de los ingresos de las plantas fotovoltaicas antiguas provienen de ayudas públicas) o al tener contratos de venta de energía o PPA (Power Purchase Agreement) con grandes industrias y empresas.

La estabilización del mercado gracias a su adaptación y mix energético variado redujo estos precios y las curvas de futuros de energía comenzaron a descender. El sector energético en España veía como los precios seguían cayendo y, a la par, se preocupaba por la paralización del crecimiento de la demanda eléctrica.

Este último punto es muy importante ya que las previsiones de megavatios renovables instalados (entorno a 50GW en 2023) superaban a la curva de demanda eléctrica (que crecía un 2% anual), es decir, nos encaminábamos a producir más energía eléctrica de la que necesitábamos. La proliferación de los autoconsumos, el lento crecimiento de vehículos eléctricos y la demanda industrial redujeron la futura dependencia energética y perjudicaron seriamente a las previsiones, lo que provocó una corrección de los precios futuros de la energía a la baja.

 Consecuencias de estos precios bajos en las operaciones de M&A

Fueron muchos desarrolladores los que modelizaron e invirtieron tomando de referencia precios de la energía altos que parecían lógicos y seguros en 2022 incluso 2023, sin embargo, la corrección del mercado comentada anteriormente ha provocado que esos proyectos que en su día eran rentables, ahora ya no lo sean tanto. Incluso parques que se encontraban produciendo y vendiendo energía con altas rentabilidades, ahora están incumpliendo los covenants bancarios.

Esta situación se agrava más en parques fotovoltaicos que en eólicos. Los proyectos solares a diferencia de otras tecnologías producen su energía a la misma hora y prácticamente en todo el territorio español. El exceso de esta energía hace que a las horas de producción más alta, la oferta se excesiva y los precios sean muy bajos haciendo complicada la rentabilidad de los mismos.

Por estos motivos la tecnología solar ya no resulta tan atractiva para la mayoría, y el interés en la eólica ha crecido proporcionalmente. Los desarrolladores solares pequeños y medianos, dedicados a conseguir las licencias para en muchos casos vender los proyectos a empresas productoras de energía se encuentran en muchos casos sin poder vender estos activos de justa rentabilidad y con un escenario regulatorio complicado.

Ante esta incertidumbre de precios bajos de la energía los desarrolladores confían en una rápida publicación de las bases de los concursos de capacidad para poder conseguir nuevos activos y hacer rotación con los parques no tan rentables. El mercado se ha orientado más en los proyectos eólicos, también afectados por diferentes motivos regulatorios en algunas zonas de España como Galicia (ver Insight Situación Jurídica del Sector Eólico en Galicia) sin embargo, este no es el final de la tecnología fotovoltaica.

El medio y largo plazo

Cuando los precios de venta de la energía bajan ocurre un efecto dominó y podemos ver ajustes en CAPEX y OPEX que viabiliza en muchos casos los proyectos. La hibridación de la tecnología con eólico o con tecnologías en crecimiento como las baterías, las cuales cargan cuando los precios son bajos y venden cuando están altos, hace crecer las rentabilidades.

Del mismo modo, el fuerte crecimiento de los sistemas de Power to X y Data Centers que precisan un flujo energético verde constante será un condicionante para el crecimiento de la demanda y la subida del precio de la energía.

Habrá parques cuyas rentabilidades provoquen que no lleguen a ser construidos y esto produzca una corrección de estimaciones en capacidad instalada y precios, en cualquier caso, los parques fotovoltaicos seguirán siendo desarrollados, construidos y transaccionados.

A pesar de los desafíos actuales que enfrenta el sector, como la volatilidad de los precios y el exceso de oferta en ciertas tecnologías, las energías renovables siguen siendo el pilar central de la transición energética. La energía solar, la eólica, y otras tecnologías emergentes como las baterías y H2 verde, no solo son esenciales para reducir la dependencia de combustibles fósiles, sino también para garantizar la sostenibilidad a largo plazo del sistema energético.

La integración de un mix energético equilibrado, que combine diversas fuentes de generación limpia, es crucial para asegurar un suministro energético estable y confiable, además de cumplir con los compromisos internacionales en materia de reducción de emisiones de CO₂. A medida que las economías se ajustan a estos cambios, es vital seguir invirtiendo en innovación tecnológica y en el desarrollo de infraestructuras renovables

 

Alejandro Garrote es Director Financiero en Grupo Arrate, encargado de liderar la estrategia financiera, contable y presupuestaría de la compañía.

Graduado en Administración Internacional de Empresas y Derecho, cuenta con Posgrados en Gestión de Negocios por la Universidad de California y la Universidad de Shanghái. A lo largo de su carrera, ha acumulado experiencia en diversas áreas que abarcan desde el derecho hasta la auditoría de estados financieros en prestigiosas compañías, lo que le ha aportado una perspectiva sólida del mercado tanto a nivel nacional como internacional.

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